CORRECCIÓN ACTIVIDAD II: TEXTOS FOLCLÓRICOS. SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.
Para comenzar con esta actividad y entrar en situación,
quiero que conozcáis un poco más acerca de la literatura folclórica.
Los textos folclóricos hacen referencia a diferentes aspectos
de la cultura popular a través de canciones, retahílas, leyendas, romances,
fábulas… y, en concreto, aquellos más apropiados para los alumnos de Educación
Infantil. Además, no son cuentos que tienen un autor, sino que nacen del “boca
a boca” y así van llegando a nosotros, la mayoría adaptados dependiendo de la
época y la situación.
Para poder identificar un texto folclórico, hay que fijarse
en las siguientes características: el anonimato, la oralidad (que pueda ser
contado, no leído) y la multiplicidad de variantes y un lenguaje fácil de
entender.
Una vez desarrollado este pequeño resumen sobre lo “teórico”
del bloque, quiero comentaros que gracias a esta actividad y a los cuentos
tratados en clase, he podido saber que las versiones que la mayoría
interpretábamos como únicas y verdaderas, a lo largo de nuestra historia y
dependiendo de quien lo cuente, han ido variando, algo que me ha llamado
especialmente la atención.
En mi opinión, los cuentos folclóricos por mucho que vayan
cambiando a lo largo del tiempo, no deberían perder su esencia. Es decir, si el
texto original provocaba miedo, agobio, sensación de victoria o pérdida para
los personajes… a la hora de leerlo, deberíamos conseguir que esto se
mantuviese. Con esto quiero decir, que sería mejor para los niños de infantil contarles
los cuentos aún con palabras que ellos desconocen para así ampliar su
vocabulario y que puedan juzgar por ellos mismos.
Además, los cuentos folclóricos nos pueden ayudar en el aula
a dar a conocer la cultura de distintas civilizaciones a lo largo de las
épocas, con sus costumbres y tradiciones, lo que propiciaría un acercamiento a
la diversidad.
A continuación, os proporciono mis tres textos folclóricos elegidos
para esta actividad:
CAPERUCITA
ROJA – versión de los Hermanos Grimm:
Había una vez una adorable niña que era querida por todo
aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que
no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza de un
color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así
que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: "Ven,
Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta
canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora
temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con
cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y
no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides
decirle, "Buenos días," ah, y no andes curioseando por todo el
aposento."
"No te preocupes, haré bien todo," dijo Caperucita
Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el
bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja
en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo.
Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo
ningún temor hacia él. "Buenos días, Caperucita Roja," dijo el lobo.
"Buenos días, amable lobo." - "¿Adónde vas tan temprano,
Caperucita Roja?" - "A casa de mi abuelita." - "¿Y qué
llevas en esa canasta?" - "Pastel y vino. Ayer fue día de hornear,
así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para
fortalecerse." - "¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?"
- "Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres
grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás
visto," contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en
silencio a sí mismo: "¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito - y será
más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a
ambas fácilmente." Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo
del camino y luego le dijo: "Mira Caperucita Roja, que lindas flores se
ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te
has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en
el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está
lleno de maravillas."
Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del
sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto
de los pájaros, pensó: "Supongo que podría llevarle unas de estas flores
frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy temprano y no
habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora." Y
así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una,
veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el
bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa
de la abuelita y tocó a la puerta. "¿Quién es?" preguntó la abuelita.
"Caperucita Roja," contestó el lobo. "Traigo pastel y vino.
Ábreme, por favor." - "Mueve la cerradura y abre tú," gritó la
abuelita, "estoy muy débil y no me puedo levantar." El lobo movió la
cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la
cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de
ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.
Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando
flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de
su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al
encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño
presentimiento que se dijo para sí misma: "¡Oh Dios! que incómoda me
siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita."
Entonces gritó: "¡Buenos días!," pero no hubo respuesta, así que fue
al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro
cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. "¡Oh,
abuelita!" dijo, "qué orejas tan grandes que tienes." - "Es
para oírte mejor, mi niña," fue la respuesta. "Pero abuelita, qué
ojos tan grandes que tienes." - "Son para verte mejor, querida."
- "Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes." - "Para
abrazarte mejor." - "Y qué boca tan grande que tienes." -
"Para comerte mejor." Y no había terminado de decir lo anterior,
cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.
Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar
en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por
casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y
pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces
ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí.
"¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!" dijo él.” Hacía tiempo
que te buscaba!" Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó
que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada,
por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar
el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar
una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja
salió rapidísimo, gritando: "¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está
ahí dentro del lobo!," y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero
que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras
con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quiso
correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el
esfuerzo y cayó muerto.
Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó
la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el
vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó.
- Análisis del cuento: Este cuento lo vería adecuado para niños de 5 años.
-
Adaptación: Modificaría como he hecho el final del cuento, ya que incluía una moraleja y debemos dejar que los niños saquen sus propias conclusiones. Respecto al resto del texto, no cambiaría nada ya que lo
acompañaría de diferentes voces según si hablase el lobo (voz más grave) o si
hablase Caperucita Roja (voz más aguda), con gestos que facilitarían la
compresión.
-
Contexto: Este tipo de narración la desarrollaría a la
hora del cuento (si es que la hay) en el espacio adaptado para ello, que
siempre suele ser más íntimo para los niños, por ejemplo una colchoneta, una
alfombra…
UN ELEFANTE SE BALANCEABA - Canción popular.
Un elefante se balanceaba
sobre la tela de una araña
Como veía que no se caía
fue a buscar otro elefante.
Dos elefantes se balanceaban
sobre la tela de una araña
Como veían que no se caían
Fueron a buscar otro elefante
Tres elefantes se balanceaban
sobre la tela de una araña
Como veían que no se caían
fueron a buscar otro elefante, ....
- Análisis de la canción: En este caso, pienso que es una canción que puede estar pensada para niños de 2 o 3 años, ya que tiene musicalidad y una estructura muy sencilla para en este caso, poner en práctica el conocimiento de los números.
Con esta canción, no haría ningún tipo de adaptación, ya que
como he dicho anteriormente, es sencilla de aprender debido a la repetición de
sus estribillos y a su vez muy útil para adquirir vocabulario, números (sobre
todo en este caso), símbolos, motricidad (a la hora de por ejemplo, hacer el
movimiento del balanceo cuando llegue esa parte de la canción) y memoria.
En cuanto al momento de llevarla a cabo no sólo lo haría a la
hora de la asamblea, si no en cualquier momento del día para hacer algo
diferente y dinámico en el aula. No plantearía ninguna pregunta.
EL CASTILLO DE CHUCHURUMBEL
– Retahíla:
Estas son las puertas del castillo de Chuchurumbel,
estas son las llaves de las puertas del castillo de
Chuchurumbel,
este es el cordón de las llaves de las puertas del
castillo de Chuchurumbel,
este es el ratón que royó el cordón de las llaves de
las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el gato que se comió al ratón que royo el
cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el perro que mordió al gato que se comió al
ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de
Chuchurumbel,
este el palo que le pegó al perro que mordió al gato
que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del
castillo de Chuchurumbel,
este es el fuego que quemó al palo que le pegó al
perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves
de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este el agua que apagó el fuego que quemó al palo
que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el
cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
y esta es la vaca que se bebió el agua que apagó el
fuego que quemó al palo que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al
ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de
Chuchurumbel.
- Análisis del cuento: Este cuento, pienso que está adecuado para niños de 4 años.
-
Adaptación: En esta narración, sí que cambiaría la expresión de
“este es el palo que le pegó al perro” por esta otra: "este es el palo que encontró el perro" ya que me parece que se normaliza la
violencia hacia los animales y sea el siglo que sea, no me parecería bien
pasarlo por alto.
-
Contexto: Desarrollaría la narración a la hora de contar los cuentos
siempre en la misma zona como los anteriores textos. Y en este caso, me
parecería original ir mostrando los elementos que se tratan como las llaves, el
cordón… y aquellos que no se puedan llevar físicamente como el fuego, ya que
puede ser peligroso o los animales, los representaría mediante gestos y
sonidos.
-
Cuestiones a plantear: No plantearé preguntas durante la narración de la
obra.
BIBLIOGRAFÍA:
Apuntes del Bloque 2 del Módulo Docente.
Canciones populares infantiles.
Cuentos de Grimm.
Sobrecuentos. (2012). Tema 2: Textos folclóricos.
Huerta, L. (2013). Cuento acumulativo. El castillo
Chuchurumbel.
Perfecto.
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