TEXTOS FOLCLÓRICOS. SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.


Para comenzar con esta actividad y entrar en situación, quiero que conozcáis un poco más acerca de la literatura folclórica. 

Los textos folclóricos hacen referencia a diferentes aspectos de la cultura popular a través de canciones, retahílas, leyendas, romances, fábulas… y, en concreto, aquellos más apropiados para los alumnos de Educación Infantil. Además, no son cuentos que tienen un autor, sino que nacen del “boca a boca” y así van llegando a nosotros, la mayoría adaptados dependiendo de la época y la situación.

Para poder identificar un texto folclórico, hay que fijarse en las siguientes características: el anonimato, la oralidad (que pueda ser contado, no leído), la multiplicidad de variantes y un lenguaje fácil de entender.

Una vez desarrollado este pequeño resumen sobre lo “teórico” del bloque, quiero comentaros que gracias a esta actividad y a los cuentos tratados en clase, he podido saber que las versiones que la mayoría interpretábamos como únicas y verdaderas, a lo largo de nuestra historia y dependiendo de quien lo cuente, han ido variando, algo que me ha llamado especialmente la atención.

En mi opinión, los cuentos folclóricos por mucho que vayan cambiando a lo largo del tiempo, no deberían perder su esencia. Es decir, si el texto original provocaba miedo, agobio, sensación de victoria o pérdida para los personajes… a la hora de leerlo, deberíamos conseguir que esto se mantuviese. Con esto quiero decir, que sería mejor para los niños de infantil contarles los cuentos aún con palabras que ellos desconocen para así ampliar su vocabulario y que puedan juzgar por ellos mismos.

Además, los cuentos folclóricos nos pueden ayudar en el aula a dar a conocer la cultura de distintas civilizaciones a lo largo de las épocas, con sus costumbres y tradiciones, lo que propiciaría un acercamiento a la diversidad.

A continuación, os proporciono mis tres textos folclóricos elegidos para esta actividad, donde en este caso serán contados a niños de 4 años (2º curso del 2º ciclo de Educación Infantil): 

1.      CAPERUCITA ROJA – versión de los Hermanos Grimm:

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo: "Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, "Buenos días," ah, y no andes curioseando por todo el aposento."

"No te preocupes, haré bien todo," dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente. La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él. "Buenos días, Caperucita Roja," dijo el lobo. "Buenos días, amable lobo." - "¿Adónde vas tan temprano, Caperucita Roja?" - "A casa de mi abuelita." - "¿Y qué llevas en esa canasta?" - "Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse." - "¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?" - "Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto," contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: "¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito - y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente." Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: "Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está lleno de maravillas."

Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto de los pájaros, pensó: "Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán. Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora." Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque. Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta. "¿Quién es?" preguntó la abuelita. "Caperucita Roja," contestó el lobo. "Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor." - "Mueve la cerradura y abre tú," gritó la abuelita, "estoy muy débil y no me puedo levantar." El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.

Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma: "¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita." Entonces gritó: "¡Buenos días!," pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña. "¡Oh, abuelita!" dijo, "qué orejas tan grandes que tienes." - "Es para oírte mejor, mi niña," fue la respuesta. "Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes." - "Son para verte mejor, querida." - "Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes." - "Para abrazarte mejor." - "Y qué boca tan grande que tienes." - "Para comerte mejor." Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.

Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita! Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí. "¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!" dijo él.” Hacía tiempo que te buscaba!" Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente. En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: "¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!," y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quiso correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.

Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó: "Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer."

-          Adaptación: No modificaría el texto, ya que lo acompañaría de diferentes voces según si hablase el lobo (voz más grave) o si hablase Caperucita Roja (voz más aguda) y con gestos que facilitarían la compresión.

-          Contexto: Este tipo de narración la desarrollaría a la hora del cuento (si es que la hay) en el espacio adaptado para ello, que siempre suele ser más íntimo para los niños, por ejemplo una colchoneta, una alfombra…

-          Cuestiones a plantear: Durante la narración del cuento no haría ninguna pregunta, pero al finalizar, sí que haría algunas preguntas para comprobar que han entendido el texto, por ejemplo: “¿Qué ha pasado?” “¿Qué tenía Caperucita Roja en su cesta?”

2.     JÚPITER Y LA TORTUGA – Fábula: 

A todas las bodas de Júpiter estaban
Todos los Animales convidados:
Unos y otros llegaban
A la fiesta nupcial apresurados
No faltaba a tan grande concurrencia
Ni aún la reptil, y más lejana Oruga,
Cuando llega muy tarde, y con paciencia,
A paso perezoso la Tortuga:
Su tardanza reprehende el Dios airado,
Y ella le respondió sencillamente:
¿Si es mi casita mi retiro amado,
Cómo podré dejarla prontamente?
Por tal disculpa Júpiter tonante
Olvidando el indulto de las fiestas,
La ley del Caracol le echó al instante,
Que es andar con la casa siempre a cuestas.

Gentes muchas hay que hacen alarde
De que aman su retiro con exceso;
Pero a su obligación acuden tarde:
Viven como el Ratón dentro del queso.


-          Adaptación: En este caso, sí cambiaría algunas palabras para que fuese más sencillo de comprender. Como por ejemplo: “concurrencia”, “reprehende”, “airado” y “retiro”. Las demás las dejaría tal cual, ya que acompañando los gestos y mucho movimiento, el resto se entiende fácilmente.

-          Contexto: Desarrollaría la narración a la hora de la asamblea en la zona de la colchoneta o la alfombra. 

Cuestiones a plantear: No plantearé preguntas durante la narración de esta obra. Más bien, estimularé su imaginación haciendo los gestos de los animales o los pequeños ruidos que estos emiten, para que puedan hacerse una imagen en sus cabezas.

3.      EL CASTILLO DE CHUCHURUMBEL – Retahíla:

Estas son las puertas del castillo de Chuchurumbel,
estas son las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el gato que se comió al ratón que royo el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este el palo que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este es el fuego que quemó al palo que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
este el agua que apagó el fuego que quemó al palo que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel,
y esta es la vaca que se bebió el agua que apagó el fuego que quemó al palo que le pegó al perro que mordió al gato que se comió al ratón que royó el cordón de las llaves de las puertas del castillo de Chuchurumbel.

-          Adaptación: En esta narración, quizás sí que cambiaría la expresión de “este es el palo que le pegó al perro”, ya que me parece que se normaliza la violencia hacia los animales y sea el siglo que sea, no me parecería bien pasarlo por alto.

-          Contexto: Desarrollaría la narración a la hora de contar los cuentos siempre en la misma zona como los anteriores textos. Y en este caso, me parecería original ir mostrando los elementos que se tratan como las llaves, el cordón… y aquellos que no se puedan llevar físicamente como el fuego, ya que puede ser peligroso o los animales, los representaría mediante gestos y sonidos.

Cuestiones a plantear: No plantearé preguntas durante la narración de la obra.

BIBLIOGRAFÍA. 

Apuntes del Bloque 2 del Módulo Docente.

Samaniego, F. M. (1781) Fábulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Bascongado.

Cuentos de Grimm.

Sobrecuentos. (2012). Tema 2: Textos folclóricos.

Huerta, L. (2013). Cuento acumulativo. El castillo Chuchurumbel.







Comentarios

  1. ¡Hola Noelia!

    Respecto al comienzo de tu actividad, la información que has recogido sobre los textos folclóricos me ha parecido bastante adecuada porque considero que es fácil de entender para alguien que pueda desconocer el tema. Además, el hecho de que hayas aportado tu opinión acerca de ellos es algo que también me ha gustado.

    En relación a los textos que has seleccionado, me parece que has hecho un análisis muy completo de los tres. Estoy de acuerdo tanto con la edad, contexto y cuestiones planteadas (en este caso en las de Caperucita), como con las adaptaciones que has sugerido. Como única modificación, a mi modo de ver, cambiaría en Caperucita la palabra "aposento" por "dormitorio", únicamente por facilitar un poquito más la comprensión de la frase. Por lo demás, me parece que la actividad está muy bien realizada.

    Un saludo!

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  2. Quedamos en que, si en el cuento aparece una moraleja, no debes incluirla para no mediatizar la comprensión. Ese es un aspecto a adaptar en Caperucita Roja. Lo que ella piensa al final, quítalo, para que los niños puedan extraer sus propias conclusiones.
    Es importante que, antes de pasar a la aplicación en el aula, expliques los aspectos simbólicos; al menos, cómo se plantea el viaje iniciático.


    Las fábulas son textos paraliterarios y, por lo tanto, no son válidas para esta actividad.

    Si cambias una expresión, debes decir por qué otra expresión vas a cambiarla.

    Quizá lo más importante de esta actividad es la interactuación. Tus preguntas son muy pobres; apenas tocan la historia y ni siquiera rozan el simbolismo subyacente. Debes revisarlas y ampliarlas con tres tipos de preguntas:
    - Las que ponen a los niños en la situación de los personajes (¿qué haríais si...?)
    - Las que juzgan sus acciones (¿qué os parece lo que hizo X?).
    - Qué podemos aprender de esta historia (recuerda que no es necesario que la respuesta sea la misma que darías tú desde tu mentalidad adulta).

    Tienes que mejorar esta actividad.

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